“Luis Cencillo, presidente de la Fundación Cencillo de Pineda, filósofo, psicoterapeuta, antropólogo… ha escrito más de 40 libros, algunos de ellos sirvieron de manuales para la formación universitaria de psicólogos y filósofos en los años 70 (El hombre. Noción científicao El tratado de la Intimidad y de los saberes). En el 1er. Congreso Iberoamericano de Asesoría Filosófica y Filosofía Práctica (Sevilla, abril 2004) fue reconocido como pionero de estas disciplinas en España (Cómo Platón se vuelve terapeuta).
El ser humano, según Cencillo, es un ser fronterizo, indefinible y desfondado, desde un punto de vista antropológico; y, desde una perspectiva epistemológica, y como consecuencia de aquella, tiene un inacabamiento cenital, es decir, no hay un valor absoluto que dirija la existencia humana. Por otra parte, un mecanismo básico del conocimiento humano es una dialéctica del todo y de la parte, o sea, toda realidad se conoce a partir de un contexto (un todo) y esa premisa se da en cada etapa del conocimiento. Y, como tercer rasgo del conocer humano, la gravitación de ausencia: en cada parte de realidad que conocemos está representado, en ausencia, el todo de la realidad.
A partir de estos principios podemos preguntar ¿qué es lo real? ¿qué son las cosas reales? Debemos abandonar la noción ingenua e intuitiva de que la realidad es, principalmente –o únicamente- las cosas materiales, físicas, puesto que el ser humano vive –sobre todo- en un mundo humano donde lo más real es la significación y el sentido, las vigencias (tendencias, modas) y valores… construido sobre “vórtices de energías” según nos recuerda el nuevo paradigma de la física del caos (Prigogine). La investición que el ser humano hace de la realidad al conocerla es tan profunda, que nunca podremos hablar de otra realidad que no sea la que el ser humano construye a partir de datos. Se da en Cencillo, a mi entender, un kantismo renovado donde se incluyen nuevas categorías: el lenguaje, el inconsciente… y la praxis, “lo que hace un objeto real es funcionar dentro de una praxis”.
¿Qué es, entonces, el pensar y la filosofía? Pensar es orientación en lo real. Y filosofía es activación máxima del potencial intelectual. En cada época y grupo social o étnico, la filosofía determina qué es y en qué consiste la realidad, nadie puede erigirse en juez de este proceso (esto es real, esto no es real) sino el propio hallarse en realidad y estar-en- el-mundo concreto de cada generación y grupo. La filosofía no deber recluirse en la facticidad, porque estar-en-realidad exige un cambio constante (la neurosis es negarse a crecer). La filosofía es transcesiva, es decir, está en continuo tránsito por niveles o transfondos más profundos de la experiencia. Cualquier orden de fenómenos, objetivos o subjetivos, puede ser problematizado. Puede haber experiencias acerca del mundo manifiesto, pero también de un mundo no manifiesto (siempre que se puedan encontrar indicios razonables y sea verosímil, y no meramente fantástico), experiencias de las relaciones personales y sociales, de la acción y la praxis, del propio existir, del valor, del fracaso y la caída en la nada.
Cencillo, acostumbrado a operar en el reino invisible de la consulta del psicoterapeuta, trata de curar a la Filosofía de su neurosis neopositivista, que lleva padeciendo desde la segunda mitad del s. XX. La síntesis de Cencillo es una fragua alquímica donde los opuestos se curan y transforman. La Psicoterapia cura a la Filosofía de su vergüenza (de no ser una ciencia) y la filosofía, a su vez, sanada, amplía los modelos de la psicología y se convierte en un instrumento terapéutico: Asesoría Filosófica, Orientación Filosófica, Filosofía Práctica. Por otra parte, la Antropología y la Religión también se enriquecen: la Antropología reconoce el lugar de las creencias en el ser humano, pero la Religión debe tomar conciencia de sus pretensiones dogmáticas. Filosofía, Psicoterapia, Religión y Antropología (incluyendo Lingüística, Derecho…) son los pilares del sistema integrador de Luis Cencillo. Una vez más: una Filosofía psicoanalizada puede convertirse en una Filosofía sanadora, abierta a los niveles de realidad que la vivencia humana va descubriendo.
Antonio Pino”
Tomado de Didáctica de la filosofía
2 comentarios:
hubo un tiempo asombrosamente lejano ya en el que asistía, yo, a clases de Cencillo en Salamanca, por puro hobby, porque entre las asignaturas que tenía en psicología no estaba la suya.
Y ahora me llevo una gratísima sorpresa al ver este post y su blog. Gracias.
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