27 marzo 2010

Como el agua dormida

Como el agua dormida que guarda en sus profundidades la fuerza del rayo.
Como el poeta cuando no le bastan las viejas palabras.
 ****
Como a água adormecida que guarda em suas profundidades a força do raio.
Como o poeta, quando não lhe bastam as velhas palavras.

 Traducción de TANIA
De la serie MANUSCRITO DEL HORIZONTE

13 marzo 2010

Una ofrenda de paisajes desconocidos


Parecía no haber nada, que todo estaba ya dicho, vendido, vivido, consumido, vencido, calcinado. Pero sentías la asfixia entre cuatro paredes blancas. Algo más grande era ahora dolor y sed extraña. Parecía no haber nada pero había en la luz de aquel atardecer una música silenciosa. Como encontrar un libro viejo que hablaba del olvido de los hombres. Un libro perdido y encontrado, que desmentía esa cotidianeidad cerrada que algunos hombres llamaban realidad y que para ti era una ceguera aprendida y un dejar fuera las entrañas y al hombre mismo. Igual que el libro era un signo, una puerta abierta, un camino entre la niebla. Había otros. El horizonte que habitaba en el pecho de aquellos otros hombres olvidados y desaparecidos en una noche sin orillas construida por otros hombres.

Signos como epifanías que te hacían desconfiar de tantas certezas y enunciaban con su elocuencia que vivir era un misterio y un milagro seguir vivo a pesar de tantas ataduras, de tanta muerte anticipada.

Hoy las rosas y las camelias se han abierto ante tus ojos entre lluvias y nieblas. Son rojas como la sangre, como las pasiones que nacen dentro de nosotros mismos. Hoy el deseo gravita como una estrella, como una luz de neón encendida en las puertas de la noche.

Bandadas de aves en la altura cruzan la ciudad, se dirigen a la hoguera del ocaso. Algo en ti pide en su mudez seguir el mismo rastro. Ir más allá, entregarse al silencio que guarda lo perdido, lo olvidado y lo invisible. Afirmar en la negación o levantar la voz cuando otros callan. Hacer de uno mismo una ofrenda de paisajes desconocidos.

*****

Parecia não haver nada, que tudo já estava dito, vivido, consumido, vencido, calcinado. Mas sentia a asfixia entre quatro paredes brancas. Algo maior era agora dor e sede estranha. Parecia não haver nada, mas havia na luz daquele entardecer uma música silenciosa. Como encontrar um velho livro que falava do esquecimento dos homens. Um livro perdido e encontrado, que desmentia esse cotidiano encerrado que alguns homens chamavam realidade e que para você era uma cegueira aprendida e um deixar fora as entranhas e o próprio homem. Como o livro, que era um signo, uma porta aberta, um caminho entre a névoa. Havia outros. O horizonte que habitava o peito daqueles outros homens esquecidos e desaparecidos em uma noite sem margens, construída por outros homens.

Signos como epifanias que faziam você desconfiar de tantas certezas e enunciavam com eloqüência que viver era um mistério e um milagre seguir vivo, apesar de tantas ataduras, de tanta morte antecipada.

Hoje as rosas e as camélias se abriram diante dos seus olhos, entre chuvas e névoas. São vermelhas como o sangue, como as paixões que nascem dentro de nós mesmos. Hoje o desejo gravita como uma estrela, como uma luz de neon acesa nas portas da noite.

Debandadas de aves nas alturas cruzam a cidade, rumam para a fogueira do ocaso. Algo em você pede mudamente para seguir o mesmo rastro. Ir mais além, entregar-se ao silencio que guarda o que foi perdido, o que ficou esquecido, o invisível. Afirmar na negação ou levantar a voz quando os outros calam. Fazer do próprio ser uma oferenda de paisagens desconhecidas.



De la serie MANUSCRITO DEL HORIZONTE
Traducción de TANIA