27 noviembre 2006

Heridas


Heridas. Desnudo viaje desde la inocencia a la cicatriz sobre la piel real o simbólica que dibuja el territorio de la desolación. Heridas, tierra de nadie, lugar del destierro y el exilio. Entraña de lo frágil y vulnerable de nuestra condición de existir sin dueño.

El dolor es otra forma de existencia, es estar íntimamente vivos, es quedar aun en pie pese al cuchillo que abre en jirones nuestros sueños dejándonos desposeídos, apátridas de la felicidad y del sentido, pero es también el preámbulo de otro estado naciente, siendo víctimas de nuestras propias alas que prometían con su vuelo el hondo hontanar de la dicha sobre unos labios, sobre el semblante dorado de los caminos, su infinito y su trascendencia. Sobre la llama la rosa o la rosa sobre la llama.

Heridas. Fuimos allí llevados por nuestras propias alas o nuestro propio sentido como escritura única sobre la dura realidad impenetrable siendo fieles a nuestro corazón, brújula imperfecta de fuerzas inagotables.

Después de la estación de las lágrimas y las lluvias siempre llega otro amanecer lento de los dioses del corazón, otra aurora donde asumimos nuestra condición pero ya no renunciamos a la autenticidad y al propio valor del deseo que nos encarna como luz y llama, y es nuestra más íntima promesa y definición para la vida pese a las circunstancias. Por ello, no es descabellado decir que todo tiene su origen en el dolor. Nace en él el rastro de la belleza frágil de los seres que no son bellos, el derramarse de la ternura, viene el ansia y la sed extraña de esparcirse por el mundo y el deseo de robarle con nuestras propias manos a la muerte su sentido.

La fotografía que acompaña a este pequeño comentario sitúa en un primer plano al corazón, campo de fuerzas del dolor y la vida. Un corazón que sobrevive en la intemperie en el tiempo que precede al renacer y es el tiempo del desprendimiento de sus costras y sus heridas. Yuxtapuesto a él, la figura de un hombre alado cayendo, no se sabe a qué fondo de realidades, cae porque se asciende descendiendo desde las cimas del deseo hasta la realidad donde hemos de renacer de nuevo.

Publicado por JuanBM

20 noviembre 2006

La mirada de la nostalgia



Nostalgia. Memoria del deseo enfrentada al transcurrir del tiempo, al devenir. Es la mirada anhelante de las sendas perdidas que ya no existen salvo en nosotros. En algún momento tocamos su vacío y su presencia. El ser que no es.

La experiencia vital de la nostalgia acaba llevándonos a la pregunta: ¿qué es el deseo?, ¿qué buscamos a través de él?, ¿ a través de él nos buscamos a nosotros mismos?.

La mirada de la nostalgia es el quicio por el que podemos asomarnos a nuestro hondo misterio. La otra biografía que habla de nuestro prendimiento.

Las fotografías que acompañan a este pequeño comentario inciden en esa sensación de ver a pesar del tiempo, sentir en nosotros lo que le sobrevive como anhelo... y anhelar es estar siendo en la otra dimensión de nuestras vidas, más allá del tiempo y del espacio, en ese otro universo, el emocional, donde nada está hecho de lógica sino de surtidores entre las sombras.


Publicado por JuanBM

13 noviembre 2006

"Desde el umbral de un sueño me llamaron..."




"Desde el umbral de un sueño me llamaron...
Era la buena voz, la voz querida.
-Dime: ¿vendrás conmigo a ver el alma?...
Llego a mi corazón una caricia.
-Contigo siempre...Y avancé en mi sueño
por una larga, escueta galería
sintiendo el roce de la veste pura
y el palpitar suave de la mano amiga."

Antonio Machado


Porque siempre he querido ponerle imágenes a algunos poemas.
Nunca sabré qué germina antes, si las palabras o las imágenes, o tienen ambas el poder de transformarse en nosotros abriéndose en los adentros, en las sórdidas habitaciones del corazón.
Palabras e imágenes abren senderos en uno mismo, las costuras invisibles, la ceguera, los continentes imposibles, los eriales y manantiales de quienes somos, los bosques solitarios. Y ser es escribir con claroscuros en ese borde de palabras, imagenes y silencios.

Publicado por JuanBM