03 diciembre 2006

Porque a vida não basta...


“- Mi abuela le ha enseñado a mi madre a bordar, y lo ha hecho bajo a una planta de guayabas ¿te imaginas el perfume?; mi madre a su vez me lo ha enseñado a mí y todo lo que sé les he enseñado a mi hija, a algunas sobrinas y nietas... Pero cada una de nosotras que eligió este oficio tiene su propia manera de hacerlo, tiene que ver con un un don misterioso.
(...)
- Lo cierto es que ya no tengo mucha salud para bordar, pero sigo hacíendolo - muy despacio, es verdad, porque mis manos temblan y estos ojos me traen a menudo... - ¿sabes que llevo más de un mes para hacer un mantel?, sin embargo, Díos sabe cuanto merece la pena: ¡qué alegría cuando lo veo terminado y sé que hará más hermosa la mesa de una familia!, quizá será un regalo que llevará felicidad a alguna persona...
Dime, mi hija: ¿cómo puedo pensar en parar con mis bordados y dejar de sentir esos sentimientos? Sería como morirme un poco.”

Dona Helena
78 años, bordadora
Noviembre de 2006




Nietzsche dijo que tenemos el arte para no perecer ante la verdad y Guayasamín, que el arte cubre la vida, que es una forma de amar. Para Fernando Pessoa, todos los artes son confesiones de que la vida no basta...

Dona Helena no conoce los versos del poeta portugués, no sabe nada de la obra del pintor ecuatoriano y, por cierto, el nombre del filosofo alemán le sonará muy estraño; pero sus pensamientos pasean por parecidos caminos para hablar del arte, de esa necesidad - sagrada de tan humana - de expresar lo que habita los lagos hondos y misteriosos del alma; de decir que la vida, al menos la vida de la forma que se nos presenta, desde fuera, no es bastante. Hay siempre que ponerle un verso, una musica, una imagen, un gesto, un trazo de color a más. Reinventar la realidad desde las entrañas.

La artesanía compone una parte de ese mundo del arte y de esa busca que quiere dar belleza y sentido a la vida. Presente desde el más distante pasado humano, expresa la cultura de los pueblos y, desnuda de formalidades, revela sus herencias y historias, lazos afectivos y creencias, sus modos de vivir, ser, soñar... Nace espontaneamente en las manos de gente sencilla, anonimos que tienen como materia prima las lecciones de otras generaciones, el mundo que hay dentro de su propia alma y la naturaleza a su entorno:

“- La mejor hora para recojer pequeñas conchas en la orilla del mar es luego que amanece.”
“- Estas semientes rojas protejen el espíritu, mira que los indíos lo saben desde siempre...”
“- Ah, ¿no sabías? hay una Luna cierta para recojer el barro de la tierra, si no respetas el movimiento del cielo, el jarro se rompe despues de terminado.”

Por ello, al pasear por una feria de artesanos es bueno que lo hagas sin prisa y dejes los pensamientos en casa, es decir, la logica, la razón... – allí la intuición se hace mejor compañera y deja el alma más libre para mirar, tocar, sentir... Y tal vez te encuentres con una persona como dona Helena y que ella, al sentir tu alma abierta, tiernamente te invite a sentarse a su lado; que te llame de hijo o hija y entremezcle las historias de sus artesanias con un recuerdo, una saudade, un trocito de su propia vida; que fragil y fuerte coja tus manos muchas veces y, al despedirse de ti, te regales un abrazo demorado y una mirada de tanto afecto, que te serán imposibles de olvidar.
















Mercado de los artesanos de Aracajú, Estado do Sergipe, Brasil


Publicado por Tania

12 comentarios:

Juan B. Morán dijo...

Precioso, Tania. Me he emocionado leyéndo lo que has escrito, y esas fotografías que traen la luz de otro universo, tan vivo.

Y me encanta lo que descubres tras la artesanía. Tras esas manos humildes y silenciosas que hacen la vida.

Besos

La puta que no te parió dijo...

Viaje de San Telmo (Bs. As.)a Brasil en una sola entrada tuya.
Vaya recorrido me regalaste, GRACIAS y Besos!

Isabel Barceló Chico dijo...

Hay una sabiduría del pueblo, de la gente sencilla, que con frecuencia se desdeña porque se cree que es mejor la enseñanza en los libros. Un gran error. Hay una sabiduría de la vida que sólo puede aprenderse de los seres humanos. Hermosísimo post. Saludos cordiales.

Anónimo dijo...

Lindo post. Me encanta la artesanía y, a mis ojos, por sencilla que sea si me parece bonita la considero como una obra de arte, al fin y al cabo el arte es belleza. Un saludo.

Anónimo dijo...

El arte está en tus manos, Tania, gracias por esta belleza!!!
Besossss

Ratzfatz dijo...

Hola,
tus fotos son ESPECTACULARES!!! Carajo.... me gustan mucho .. estoy fascinado!
Saludos desde Frankfurt

Anónimo dijo...

Él siempre trabajó el esparto para sus necesidades agrícolas y para sus animales; un día descubrió que a los niños nos gustaba verle trabajar y que nos hiciese miniaturas de sus aperos. Está mayor y su máxima preocupación es no faltar a diario para visitar a su mujer, mi tía, en el hospital. Su pequeña gran obra está repartida entre familiares y amigos. Muchas gracias por tanta belleza, Tania.

Reportera de interiores dijo...

Muy lindo. Las palabras de la artesana son tan de verdad, sin adornos superfluos y hablan de algo muy esencial. Es como el arte en zapatillas, cercano.

Tus reflexiones también me gustaron. Me alegro de haberos descubierto.

Un abrazo,

Ana

Beatriz dijo...

Qué gusto encontrar tus palabras, ésas que reflejan tu profunda observación de las cosas, de nuevo en Internet. Gracias a ti, Tania, por compartir, y felicidades a Juan por este magnífico blog, visualmente precioso. Abrazos, Bea (Cartas Sin Sellos)

Lua dijo...

Ana, muchas gracias por tu comentario, y me ha encantando eso del "'arte en zapatillas"...

Querida Bea: ¡qué alegría verte por aquí!, ¿y no fue en tu hermosa casa que mi voz (tan) insegura fue abrazada con afecto? Igual lo hace ese precioso Juan. Por cierto, me pregunto qué misterio o estrella buena pone gente de corazón tan grande en mi camino... (no sé la respuesta, pero mi corazón se llena de gratitud).

Besos y felicidades

Reportera de interiores dijo...

Me alegro mucho, Tania, de que me visitaras.

Un beso,

Ana

Sebastián Liera dijo...

Sigo paseándome por su blog en medio de los acordes de este canto... ahora me han llevado a tierras que hoy, en lo personal, duelen; tierras de un pueblo maravilloso como Oaxaca donde la dignidad y la demencia ocultan cuales nubes la belleza en los mercados, los parques y las calles.

Lo dicho.