
El sueño es un poema, nuestro poema, el de cada uno. Un poema intensamente vivido, lo dijo con otras palabras aquel poeta chino del que nos separan varios milenios: "Anoche soñé que era una mariposa, y ahora no sé si soy un hombre que ha soñado que era una mariposa, o una mariposa que está soñando que es un hombre".
Lo que trato de decir es que la poesía y el mundo onírico se parecen demasiado. Primero fue Freud el que nos enseñó a reconocernos en nuestros sueños, descubrió dos "mecanismos" propios del soñar. La condensación y el desplazamiento. Un onirema o imagen del sueño concentraba muchos contenidos vitales de una manera poética y despertaba en el método ideado por el propio Freud una asociación libre de ideas que venía a configurar su sentido. De la misma manera que el significante está unido al significado y al referente. Lacan nos dijo que el inconsciente es un lenguaje vertebrado en metáforas y metonimias, que son por otra parte recursos de los que se vale el poeta para construir su obra.
Dando un paso más M. Boss, analizó en profundidad el mundo onírico y descubrió que las personas somos en los sueños: pensamos, sentimos con absoluta libertad más allá de los estrechos márgenes de la conciencia modelizados culturalmente (lo que es lógico, lo que no, lo que no nos atrevemos a pensar de nosotros mismos y de los demás....) Vivir cotidianamente es vivir para hacer, para manipular, asumir un rol y un status socialmente creado, a veces como una prisión. Soñar es desprenderse de todo eso y sumergirse en la propia subjetividad.
Fue María Zambrano quien conceptualizó la relación entre soñar y poetizar, sus profundas semejanzas.
Haciendo un viaje al revés, Luis Cencillo se pregunta qué hay en la literatura y en determinadas obras de arte capaces de estremecernos y de llevarnos a una liberación emotiva, a la catarsis, a sentir lo universal que transciende estrechos márgenes.... todo ello se sostiene en su concepto de inconsciente radical o ese estrato profundo de nuestra psiqué que está en contacto con las realidades más allá de los sentidos modelados culturalmente. Muchos sueños a modo de registro reafirman esa actividad en cada uno de nosotros mismos. Sería por otro lado la base psicológica de fenómenos como la intuición.
Todo esto en cierta manera supone un cambio de enfoque, así los poetas y los escritores de ser "los enfermos mentales" por antonomasia, los traumatizados infantiles, como si ello explicara su actividad, los locos frente a un mundo de adaptados sociales, se convierten en los visionarios de sus culturas (visionarios en el sentido de ser capaces de ver lo que los demás no ven, desde un plano no mediatizado por las ideologías vigentes que resultan cegadoras. La literatura convertida en ensayo de posibilidades no vividas) ¿Qué hace que El Quijote tenga tantas lecturas múltiples y refleje al hombre universal desde que fue escrito? ¿Por qué el propio Freud para conceptualizar su teoría recurrió a mitos como el de Edipo que forman parte de la literatura universal? ¿El proceso de Kafka no anticipaba en una fantasía el horror del totalitarismo y de una burocracia despiadada? ¿Qué hace que la literatura sea un proceso humanamente liberador para aquel que la ejerce, un camino propio único como la mística de "la noche oscura del alma"? Estas preguntas intentan incidir en ese trasfondo.
El sueño con su concreción y con su actividad reiterada es un poema que nos devuelve a nosotros mismos y nos muestra que somos mucho más de lo que creemos ser. Que somos capaces de una actividad creadora de la que nos sentimos lejanos despiertos, pero es nuestro sueño concreto el que nos cuestiona con su riqueza y el hecho de que nos pertenece con sus imagos.
