30 enero 2010

Escrituras sin autor


Escrituras sin autor en este laberinto de preguntas sin certezas. Signos  de una extraña poética que hablan en nuestro propio lenguaje: Una ventana cerrada en la ruina, cometa de nadie. Árboles de rostros humanizados habitan las soledades de los campos. En el estanque  un animal imposible me observa.

 
  
 
 

De la serie MANUSCRITO DEL HORIZONTE

23 enero 2010

Para vivir no quiero olvidar

Para vivir no quiero olvidar
las tristezas de hombres cercados,
el dolor de sus horizontes tapiados.















De la serie MANUSCRITO DEL HORIZONTE

16 enero 2010

Manuscrito del horizonte

Estimados amigos y amigas:

En esta ocasión quiero presentaros gran parte de la serie en la que he estado y en la que sigo trabajando, que he llamado Manuscrito del horizonte y que iré publicando con periódicamente aquí en el blog.

Son imágenes y palabras en profunda unidad. La presentación y el sentido de la serie la podéis encontrar escritos más abajo.

Y aprovecho para desearos un Feliz 2010 que espero lleno de ilusiones renovadas y de creatividad, de encuentros, de amistad, de afecto.

Un abrazo

Juan



Manuscrito del horizonte

A modo de un libro imaginario que pudiera escribirse con instantes, con notas inconexas y con imágenes, que quedasen así unidas en su propia elocuencia para enunciar algo intraducible: la vida que no sabe decirse buscándose en su horizonte.

Un manuscrito vivido, por lo que nos vive silenciosamente, que guardase la escritura de aquello por lo que vivimos. Un manuscrito que no existe, que siempre está por escribirse y reescribirse y que quedará por siempre incompleto. De páginas hechas de búsquedas y rastros. Una cartografía del asombro. El latido de una mirada que ve más allá de las superficies. Un manuscrito hecho de niebla y luces.

Un diálogo con el horizonte. Las semillas perdidas y escondidas en el desierto que aguardan la lluvia para germinar. El mar que desconoce su fuerza desgarrándose contra las rocas. Otra vida dibujada en una mirada inesperada que nos abre la existencia y los caminos. La aventura viva que somos y que habíamos olvidado, rescatada en la caricia de un alba que nos muestra la bahía que nos llama. El rastro unánime de lo que nos vivifica.

Un diálogo con el horizonte donde encontramos encarnada nuestra propia dignidad, nuestro mundo de posibilidades no vividas hondamente sentidas contra lo dado y clausurado.