27 mayo 2006

Me estremeces



Me estremeces
y es toda mi vida la que a la vez
te mira por estos ojos cansados
a veces inundados de derrotas y melancolías.

Todo lo que he vivido hasta lo más terrible
cobra sentido en este instante
en el que te encuentro,
tanto es así,
que sin toda esa carga de viajero,
sin ese bagaje de delirio, de amores y dolores,
sería ciego y no te hubiese encontrado,
como el sordo en mitad de una melodía
que no acierta a descubrir, ni a saber cierta
en mitad de días y alboradas.

Todo ello y tú,
en la vida abierta presentida
en la danza del silencio.

Todo ello también era un camino a ti,
el único don tras el sendero
de lo inútil y lo doloroso.

Todo ello, lo supe después,
era abrir los sentidos futuros,
porque un extraño anhelo
se escribía en mi ser tras la locura.

El dolor baldío fue raíz del amor futuro.
Las heridas y las deformidades,
las soledades blancas y opacas,
las bellezas de este hoy lleno de clamores
en el vértigo y los arpegios de los días.

El filo del abismo sembró la serenidad,
el sueño, como otro viaje, deshizo
la cartografía del desamor y de la soledad.

Y así mi misterio se teje junto a tu misterio,
así, en este silencio en el que me siento vivo.

La extraña alianza de la lluvia y la tierra sedienta,
la rosa única e irrepetible que forman
los labios y las lenguas de fuego que se juntan en un beso,
las vidas llamadas a unirse,
la partitura escrita en la sangre que interpreto
como mi más sincera verdad.

Todo ello me lleva, como en otro viaje abierto,
a tu delicadeza, a tu música callada que me despierta.

22 mayo 2006

Hay otros poemas


Hay otros poemas latiendo en las calles, en los arrabales, en los caminos, en las presencias, en las palabras, en las vidas abiertas y pronunciadas de gentes de aquí y de allá.

Esa realidad única e irrepetible que toca las cuerdas secretas de un corazón y enciende la danza y los atardeceres fervorosos y la vida canta embriagada de sí misma, de su color, de sus amores, de su ímpetu, y deja sobre la conciencia estremecida la música y la certeza de que por ello valió la pena haber vivido,que ya no importa la muerte.

Porque las existencias, hasta la más humilde, guardan tesoros escondidos que no registran los forenses escarbando en las anatomías.

Poemarios silbando en el viento de vidas de obreros condenados al dolor que soñaron una tierra prometida a la que nunca llegarían ellos, una tierra llamada libertad y justicia, donde habitaran los herederos de sus sueños, dejando atrás dominaciones de siglos. Memorias invisibles de vidas anónimas fertilizando el silencio, llamando desde el olvido, en el suelo fértil por el que hoy caminas.

Hay otros poemas, no tienes que buscarlos, pues vendrán a ti, los encontrarás si tienes los ojos y las entrañas abiertos para ser llenado por todo, con su son y su ritmo, con su pequeña canción embriagadora, con su débil música arrebatadora, con su manantial de maravillas, con su razón de estrella forjada en la cuerda floja de la noche más oscura en la que había que andar entre abismos. Porque la vida fue desde un principio atrevimiento, duda, soledad, abandono, exilio, camino inventado, ascender descendiendo, arriesgarlo todo, temblar, arder sin reposo y sin consuelo.

Abandónate en su susurro como cuando eras un niño mecido entre el viento y oías lo que tenían que decir las caracolas y busca las palabras fieles a su decir lento, sinuoso, frágil y naciente. Descubrirás la literatura encarnada, el otro libro de la vida entre páginas anaranjadas y violáceas de atardeceres únicos.

Otros poemas, la solidaridad de las prostitutas de la Casa de Campo con una mujer enloquecida a la que cuidaban con ternuras que ni los dioses jamás prometieron a los seres. Aunque ello nunca fue noticia en los periódicos de mi ciudad.

Hay otros poemas, el alma rota gimiendo. Hombres presos cuyas manos nunca se mancharon en sangre, que sólo reclamaron la justicia a otros hombres, ese viento fresco que hoy respiras tuvo antes terrible precio y condena.

Poemas, no hay claudicación, sino la llama transformándose en otros caminos,y en exilios y aunque se extinga deja la presencia de su vacío, en el juego del ser que engendra el no ser convertido en semilla de lo que será.

Amores de mujer atravesando el tiempo, pues sólo las mujeres saben amar de verdad y guardan en su abrazo silencioso el mundo y la vida.

Otros poemas, la belleza siempre. La terrible concordancia del mundo y las entrañas, haciendo sentir los misterios de la sangre florida. Las lágrimas vivas que lloran de asombro conmovidas, resonancias del encuentro de la mano que toca el vacío interior extraño de lo que un día fue dolor hondo, locura, estertor grito, abriéndolo y transformándolo en un jardín de nuevo habitado para la luz cálida, para la celebración de la vida. Porque la vida siempre será una fiesta a pesar de todo, pese al peso de la gravedad, pues busca con ansia de animal su sueño cumplido, su camino único delirando hasta en mitad de la muerte.

Hay otros poemas. El viento y la mar escribiendo en la arena con su idioma desconocido por los hombres.

16 mayo 2006

Carabelas, pateras y cayucos


Resulta que las pateras y los cayucos no son carabelas, que aunque todas estas embarcaciones naveguen por el mar, no es idéntica su carga. Tiene más valor en la balanza portar un destino histórico, una raza, una religión, una ambición expansionista que el hambre de los empobrecidos del mundo y un deseo de una vida digna.

Para unos la aureola de la gloria y de la Historia con mayúscula, para otros el estigma de la ilegalidad y la delincuencia. El hambre apesta, nos vuelve menos desarrollados, enturbia nuestras pulcras ciudades. El hambre, terrible peste, de la que hay que defenderse con fronteras vigiladas por sofisticados medios, incluso por ejércitos.

Los pobres del mundo nos traen su peste y por ello no tienen derecho a la libertad de movimientos, no son los capitales ni los ejércitos capaces de llevar su misión histórica de civilización a inhóspitas y desagradecidas poblaciones.

Los liberales se olvidan de la Revolución Francesa, los americanos de su sacra Constitución que proclamaba el derecho a la libertad y la felicidad de todos los hombres. Entonces debe resultar que los derechos humanos no son para todos o que todos no merecemos los mismos derechos.

Luego están los que anuncian el Apocalipsis asociado al conflicto cultural, su discurso olvida sospechosamente que en el mundo hay un terrible problema de injusticia, de vil reparto de la riqueza. Una historia de poder y dominación, que diezma recursos naturales, poblaciones. Un historia de poder que compra gobiernos, fomenta guerras civiles, crea migraciones forzosas de miles de personas que tienen que huir para salvar sus vidas. El subdesarrollo no es un problema causado por los subdesarrollados, no es falta de Coeficiente Intelectual, ni de erróneas creencias como piensan algunos.

Lo más terrible es que es más fácil migrar inciertamente en un terrible cayuco o en una miserable patera, que pueden naufragar de la mano de Caronte, camino a la muerte, en la laguna Estigia, que poder cambiar algo el país en el que vives condenado a la miseria, a la falta de derechos, gobernado por oligarquías corruptas e inamovibles porque están sostenidas internacionalmente por espurios intereses económicos.

Parece que el sistema de poder y dominación necesita para sobrevivir la miseria de muchos, la condición de parias y trabajadores baratos sin derechos, excluidos de la ciudadanía de occidente. Es la misma historia. En la Grecia antigua la sociedad se dividía en ciudadanos y esclavos sin derechos, la democracia sólo pertenecía a los primeros, como en EEUU existieron los esclavos al lado de los nuevos ciudadanos libres. Los mismos que eran capaces de descubrir la necesidad de libertad y de derechos fueron capaces de negarlos a otros, por la razón de su origen.

Acompaño a este pequeño comentario fotografías de trabajadores españoles en Francia en la década de los sesenta. Levantan con el único patrimonio de sus manos limpias una estación de tren en el corazón de París, como hoy otras manos mestizas engrosan la maquinaria de otras economías y sus crecimientos aunque no se quiera decir abiertamente.






09 mayo 2006

Fue el amor


Para nuestra Olga, que se ha vuelto a enamorar

Fue el amor
la presencia y la ausencia,
el número irracional,
que desbarata los pronósticos
y se resiste a cumplir las leyes físicas.

Ese algo de alguien que rompe el destino irrevocable.
Un rastro sin rastro en el camino polvoriento.
Esa variable que no soportan
los que cuadriculan la vida.

El amor,
realidad ciega e invisible,
que sólo se palpa con el corazón.

Ese encuentro azaroso
que trastocó tu vida
y la hizo irrepetible.

Otro fruto que no es angustia,
ni desasosiego, es el destino
que rompe el destino
llegando de lo hondo,
con sus labios y su mirada
y su presencia de misterio,
tocando las raíces donde la vida se hace.

Fue el amor
el que hizo que vivir
nunca estuviera hecho,
programado y cerrado,
y por ello te deslumbró siempre.

El amor urdiendo la libertad y la altura,
llamándote, pronunciando tu nombre.

Fue por él la pregunta y la respuesta,
el signo abriéndose sin violencia
en su vuelo de pájaro fugitivo e imprevisible
naciendo en tus entrañas.

La luz para despertar
definitivamente a la vida única
que estaba en ti y eras tú existiendo.

Y por todo ello nunca tu vida
se conformó con las miserias,
con lo hecho sin su inspiración
y sin sus manos y su paciencia.

Fue el amor, la espera y la esperanza,
la delicadeza.
Esa historia entretejida tras la luz,
tras la conciencia donde habitas.

Lo que latía detrás del anhelo,
detrás de la alegría de ser,
porque sólo por amor
la criatura se levanta
y se despierta de su dolor
en el borde último de lo humano
en el delirio y la locura.

Fue el amor y no la impronta,
ni la imposición ni la violencia tácita,
ni la domesticación,
la inspiración silenciosa
para tus días llenos y vacíos
de soledades y encuentros
por los que paseas con tu ansia.

08 mayo 2006

Felicidades



Celebro tu vida contigo, porque dudas, porque crees, por tu corazón grande, por el deseo de ser tú misma, por tu amistad, por tu sonrisa...

Un beso para una Oda